Art Nexus

 

Exposición Individual 
Carlos Garaicoa

ArtNexus #96 – Arte en Colombia #142
Mar – May 2015


Madrid, España

Carlos Garaicoa. Campus o la Babel del conocimiento, 2002-2004. Instalación. Dos dibujos a lápiz y tinta sobre papel; maqueta en madera, cartón y acrílico. Dos DVDs.

Institución:
Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M)


Carlos Jiménez


La arquitectura ha estado desde siempre en el centro de las preocupaciones e intereses de Carlos Garaicoa. Desde aquellas obras tempranas de los años noventa del siglo pasado, cuando usaba la fotografía para interrogarla y las líneas –trazadas o hiladas– para descifrar sus líneas de fuerza, hasta hoy, cuando vuelve sobre la arquitectura para exponer nuevas inquietudes sobre el estado actual de la sociedad e incluso del arte. La exposición Orden inconcluso –abierta en el Centro de Arte 2 de Mayo de Móstoles, en Madrid– giraba en torno a las obras de la nueva etapa del trabajo de este notable artista cubano. El recorrido lo abrían unas piezas contundentes que dan fe de otra vuelta de tuerca en el duradero interés de Garaicoa en la arquitectura como ruina o vestigio. Se titula Cerámicas porno-indignadas y la integran trozos de muros recortados en una vieja edificación del barrio Lavapiés de la capital de España, que soportan anuncios publicitarios de principios del siglo pasado, impresos en azulejos coloreados y de un dibujo y una composición que hoy nos resulta naif.


Adornaban la fachada de una farmacia de la época, y cada uno de ellos tenía el propósito de ilustrar los efectos benéficos de los medicamentos que anunciaban en los afectados por la gripe, la tos, la diarrea, los dolores menstruales, la fatiga, la migraña, etcétera. La pieza no carece de interés desde el punto de vista de la arqueología urbana, ni del impacto visual que produce en una sala de exposiciones, pero Garaicoa ha subordinado estas posibilidades al afán de resaltar mediante estas piezas insólitas unas consignas o unos lemas puestos al día en España por la actual indignación popular con los políticos y los banqueros. Los remedios legendarios anunciados por esos anuncios ingenuos ya no servirían para expulsar los virus o los parásitos de nuestros cuerpos sino a quienes el descontento popular identifica como la causa de las dramáticas penurias que ahora está padeciendo. Consignas que Garaicoa ha impreso en líneas de azulejos añadidas a las líneas de azulejos de las composiciones originales, al punto que tienden a confundirse con ellas.


A mí, la intervención de Garaicoa no termina de convencerme, aunque cabe añadir que implica una cierta respuesta a la pregunta que titulaba otra de las obras incluidas en la exposición: ¿Es el cuerpo humano igual al cuerpo social? Es una maqueta de un sector urbano de carácter moderno –que podría ser de La Habana moderna–, cuyos volúmenes y perfiles cartesianos, racionalistas son interrumpidos por una forma biomórfica que evoca la de un intestino humano. Propone un contraste entre geometría y biología tan elemental como la identificación de la gripe o la diarrea con los políticos y los banqueros que, afortunadamente, es reemplazado por una propuesta más refinada en Edificio público como ágora griega, otra de las piezas exhibidas.


Consistía en unas fotografías en blanco y negro y de gran formato colgadas de los muros delante de una maqueta. Las fotos mostraban los restos de una estructura de vigas y columnas de hormigón armado abandonadas en un lote urbano vacío e invadido por la exuberante vegetación tropical. Fotos que vuelven sobre un antiguo tema de Garaicoa: las ruinas modernas: los restos todavía en pie de ambiciosos proyectos urbanísticos que se quedaron definitivamente inconclusos. Como se quedó inconcluso el proyecto de la modernidad, según el filósofo Jürgen Habermas. Y que en La Habana, la ciudad natal de Garaicoa, tienen una especial significación, por cuanto la ciudad tiene el aspecto de un acoplamiento de proyectos urbanísticos en estado ruinoso: el colonial, el republicano, el decó, el moderno. La maqueta que acompañaba las fotos era la de una construcción de carácter moderno diseñada por el propio Garaicoa, con una rampa que rodea el volumen del conjunto y que permitiría subir andando desde el suelo hasta el techo circulando alrededor de los pisos del edificio. Quienes hagan ese recorrido podrán ver todo lo que sucede en los distintos apartamentos porque todas las paredes son de cristal.


La casa de cristal, la casa de la transparencia total, fue un proyecto radical de la vanguardia arquitectónica alemana de los años veinte y treinta del siglo pasado e implicaba la puesta en práctica de una ética extrema, celebrada sin embargo por Walter Benjamin. Garaicoa la utiliza para preguntar si, a pesar de tanta transparencia proclamada en nuestro mundo, estamos en realidad dispuestos a ver y a ser vistos. O si el panóptico es paradójicamente el reino de la ceguera.


En la pieza Campus o la Babel del conocimiento, una impresionante maqueta de un conjunto arquitectónico utópico, más cerca del Cenotafio de Newton de Étienne-Louis Boullée que de las ciudades fantásticas de Bodys Isek Kingelez. Con ella, Garaicoa extrema hasta la parodia la pretensión contemporánea de autoformarse en solitario, sin contacto con nuestros semejantes distinto al ofrecido por internet.


Cerraba la exposición una instalación de gran formato que prefiguraba la intervención que el artista cubano piensa realizar en el alcantarillado de Móstoles. Y otra instalación, aún más imponente, centrada en dos cajas fuertes abiertas en cuyo interior podía verse las réplicas a escala y en oro de las sedes del Bundesbank y del Banco de España. El oro, ese excremento del demonio, según una vieja descalificación medieval.